Add parallel Print Page Options

32 Desde el principio del mundo, nadie ha podido abrir los ojos de un ciego de nacimiento. 33 Si este hombre no viniera de parte de Dios, no habría podido hacerlo.

34 —¡Tú naciste pecador hasta la médula!—le respondieron—. ¿Acaso tratas de enseñarnos a nosotros?

Y lo echaron de la sinagoga.

Read full chapter

Bible Gateway Recommends